jueves, 7 de diciembre de 2023

Better white than red


Un comentario algo vulgar, breve, de posteo, pero al hueso, escrito todavía a la sombra del poder de los Kirchner y de Verbitsky:


HAY QUE DECIRLO SIN PELOS EN LA LENGUA:

Sin duda: los fascismos y liberalismos, entendidos como movimientos con modelos de política económica, son opuestos. Pero... tienen en común algo mínimo que es bueno: la posibilidad de que las empresas, al menos internamente, sean privadas y operen con una lógica capitalista, cosa que no ocurre en los comunismos oficiales de partido o bolchevismos, o sea: donde operan bajo metas burocráticas, como casi todos los modelos remixados de política económica del marxismo-leninismo (post-"comunismo de guerra" y post-"NEP") y sus derivados del siglo XXI.

Sea que tratemos con en el primer fascismo italiano o con el nacionalsocialista, hablamos de un capitalismo dirigido y proteccionista, usualmente de planes como los cuatrienales de Alemania, y en el liberalismo se trata de un capitalismo funcionando más o menos normalmente en un mercado libre.

La diferencia clave con el fascismo genérico, es que bajo el comunismo genérico hay un estatismo dirigido (de metas de producción como en Cuba y la URSS, o de subsidios cruzados y totalmente caóticos como en Venezuela), pero a la izquierda oficial no le importa ninguna otra cosa salvo este detalle: ellos quieren a la gente haciendo colas para recibir una ración de hambre, hospitales sin aspirinas y casas que se caen a pedazos.

El kirchnerismo fue y es castrista, no peronista. Perón abrevó en el fascismo y el nazismo abiertamente, y Castro se sometió al comunismo para luego dirigirlo en la región.

Y esta gente son comunistas. Punto.

Lo que les jode es el capitalismo, no otra cosa.

Por eso para los K y demás chavistas criollos, es lo mismo el fascismo que el liberalismo: porque la libertad les importa un carajo. Ellos quieren acabar con la propiedad privada, y que todos seamos empleados del Estado.

Lo que les molesta del fascismo no es la supresión de muchas libertades burguesas y que haya totalitarismo: les molesta, como mucho, que ese totalitarismo les impida imponer el suyo, donde no hay ninguna libertad burguesa porque no hay capitalismo. Y no proponen ni prometen, como Marx, las mismas libertades por otra vía. No, nada de nada. Llaman "libertades" y "derechos" a cosas como el acceso garantizado a la poca comida y poca salud de sus presidiarios. En cambio, allí donde el alimento y la salud no se subsidia a todos -o sea: fuera de las prisiones-, la mayoría de la gente tiene infinitamente más comida y salud por sus propias vías, además de toda una pléyade de bienes de consumo, gracias a las empresas capitalistas que, valga la redundancia, dependen, para existir y multiplicarse, de aumentar el espectro y cuantía de sus consumidores.

Ni Marx proponía abolir la propiedad privada para un igualitarismo de envidiosos y un comunismo grosero como el de los bolches, pero repito: a sus militantes estatistas esto les-chupa-un-huevo. La izquierda oficial está formada por jacobinos con las ideas claras. Saben bien que sin capitalismo se cae la existencia de las instituciones burguesas que conforman a las libertades cívicas, al pluralismo partidario, a cualquier representación ideológica de las voluntades de la población y por ende a cualquier posibilidad de una democracia real, o sea: no la chantada de la democracia de partido único "popular" o bien de una sola clase, la "proletaria".

Ah, y eso también les jode: los fascistas y nazis al menos son más sinceros en su carácter totalitario que los comunistas que inventan representaciones ideológicas automáticas.

No puede haber democracias en el socialismo de Estado, y lo saben. No es que lo descubren cuando llegan al poder. Como decía Orwell: "no se hace la dictadura para salvar la revolución: se hace la revolución para imponer la dictadura".

Por todo lo anterior, el liberalismo económico se ha aplicado algunas veces en dictaduras autocráticas comunes sin liberalismo político, pero nunca al revés: entre los gobiernos totalmente dirigistas en economía nunca hubo uno democrático sino todas dictaduras. Y no dictaduras comunes: sino necesariamente totalitarias, como recordaba Kirkpatrick.

Un comunista no tiene nada que criticar a un fascista ni a un nazi. No al menos en nombre de ninguna libertad ni democracia, ni nada que sólo pueda existir en las sociedades de Estado de derecho liberal. Son iguales en todo a fascistas y nazis, salvo en un pequeño detalle que los diferencia: ser peores. Por eso su antifascismo es irrelevante si como consecuencia va a ser funcional a sus dictaduras de partido único. Y su variante de régimen de partido-Estado es clave: en el colectivismo del “socialismo de Estado” o “Estado obrero”, ocurre algo muy distinto de lo que acontece en el corporativismo del “socialismo de clase media” o “Estado poli-clasista”. Es que, bajo aquél, el comunista, también la propiedad queda en manos del Partido, y no sólo el Estado. La sociedad civil burguesa deja allí de estar comandada, como en el fascismo, para ser totalmente oprimida y transformada en una economía de penitenciaría. Por eso, a este ídolo de leninistas sádicos y trotskistas masoquistas, el “Estado obrero”, o sea: el Estado bolchevique subordinado al Partido Comunista, cabría más bien llamarlo “Estado propietario”.